Pequeños apetitos: Los niños que no quieren comer

A la hora de la comida hay muchos niños que no quieren comer lo que les ofrecemos. Si estás pasando por esto, te tenemos buenas noticias: ¡es normal! Mientras tu hijo continúe desarrollándose a un ritmo saludable y esté feliz, no hay mucho de qué preocuparse.

Después del primer año, el crecimiento se ralentiza y los niños ya no necesitan comer tanto. Además, el desarrollo cognitivo y físico que experimentan hace que estén más interesados ​​en jugar y explorar que ​​en sentarse y comer.

¿Por qué los niños se vuelven quisquillosos?

Una de las razones por las que los niños se ponen quisquillosos y no quieren comer algo es porque buscan ser más independientes y rechazar la comida les da una sensación de control. Los niños quieren elegir qué y cuánto comen, y no siempre tienen apetito, por lo que a veces comen muy bien y otros días parece que no comen nada. Debemos respetar su elección de comer o no, pero recuerda que solo tú tienes el control sobre qué alimentos le ofreces y a qué hora.

Es importante ofrecer opciones saludables a la hora de las comidas y seguir presentando nuevas opciones con frecuencia porque un niño debe estar expuesto a un alimento de 10 a 15 veces antes de que lo acepte o incluso lo pruebe. Además, a la hora de ofrecer nuevas opciones recuerda presentarlas en pequeñas cantidades junto con comida que sepas que le gusta a tu pequeño.

Tipos de niños que no quieren comer

Ahora bien, no todos los pequeños son iguales. Puede haber diferentes razones por las que no quieren comer o probar alimentos nuevos. Teniendo esto en cuenta, te presentamos diferentes perfiles de niños que se niegan a comer y consejos sobre cómo alimentarlos.

Si tu hijo es sensible a los sabores, olores o texturas:

• Preséntale opciones de alimentos saludables junto con cosas que ya sabe que le gustan.
• Ofrécele gradualmente nuevos alimentos, teniendo en cuenta que necesitarás exponerlo varias veces a esas comidas antes de que las acepte.
• Presta atención a la comida y las texturas que le molestan a tu pequeño y la próxima vez trata de servir el mismo alimento, pero con una preparación diferente.

Si tu hijo tiene un temperamento fuerte y no quiere probar o comer ciertos alimentos:

• Sírvele comida nueva junto con cosas que ya le gustan. Anímalo a tocar, oler o probar nuevos alimentos.
• Resiste la tentación de preparar una comida especial para tu pequeño, pero asegúrate de que en cada comida haya algo que le guste. Siempre trata de darle lo que come el resto de la familia, pero en porciones pequeñas.
• Ofrécele dips saludables como yogurt natural, hummus, salsa de tomate, mantequilla de maní o aderezos para motivar a tu pequeño a comer frutas y verduras.
• Involucra a tu hijo en los aspectos simples de la cocina para que la comida le interese y le llame la atención.
• Recuerda exponerlo poco a poco a nuevos alimentos y mantén la calma si no quiere probarlos.

Hay niños que no quieren comer, pero es porque quieren alimentarse por sí mismos. En este caso:

• Ofrécele alimentos que pueda comer con las manos.
• Deja que tu pequeño use los cubiertos incluso si aún no tiene una buena coordinación ojo-mano.
• Pregúntale cómo quiere que le sirvas la comida en su plato.

Tu pequeño es muy activo y no le gusta interrumpir el juego para sentarse a comer:

• No sientes a tu pequeño a la mesa hasta que la comida esté lista y su plato esté servido.
• Trata de que la hora de la comida sea breve.
• Durante la hora de la merienda, dale opciones saludables y fáciles de comer mientras juega.

Tu pequeño come entre comidas. Esto significa que come pequeños bocadillos sin un horario fijo, por lo que generalmente no tiene hambre durante las comidas:

• Recuerda que las porciones de bocadillos deben ser pequeñas. Por ejemplo, las proteínas deben ser del tamaño de la palma de la mano de tu hijo, y cualquier otro alimento puede darse en porciones de una o dos cucharadas.

Ten en cuenta estos perfiles y prueba diferentes técnicas para asegurarte de que tu hijo obtenga todos los nutrientes que necesita. Además, es muy importante mantener la calma en cualquier situación y no forzar a tu pequeño a comer o usar el postre como premio o castigo. Tú controlas lo que come y cuándo.

¡Recuerda que muchos niños pasan por esto! Esta etapa es el resultado de muchos factores, como una disminución en el crecimiento, el temperamento, la presentación de los alimentos e incluso la genética de los niños. Si tu hijo está creciendo adecuadamente y su pediatra verifica que está sano, trata de establecer un horario de comidas que le guste y no muestres ninguna frustración. Deja que te vea comer y muestra una actitud positiva hacia la comida.

Bon appétit!